Por Lilian Cid Escalona
Alamar limita, al Oeste, con Cojímar y el río homónimo a esta localidad que flechó a Ernest Heminguay sirve de línea divisoria entre ambos asentamientos poblacionales de La Habana.
El río, que nace en San Miguel del Padrón, tiene aproximadamente 22km de largo y desemboca en a orillas del pueblo de Cojímar, en lo que se conoce como Boca de Cojímar.
Justo a las puertas de su desembocadura se erige un puente de hierro, muy transitado, pese a su deterioro. En sus años mozos, el puente se elevaba, y el mecanismo permitía el paso a embarcaciones de mayor calado que las que hoy desandan esta porción de su cauce.
La zona aledaña al Río y al puente, al oeste, lo que pertenece a Alamar es un área recreativa bastante popular conocida como El Golfito. El paso del tiempo y más recientemente de Irma (Huracán) también han dejado sus huellas en esta locación y aunque muchas de sus atracciones como la propia área de mini golf no son funcionales la gente sigue llegando. Muchos para llegar hasta Cojímar; cientos van y vienen a pie, en motos y en bicicletas, a través del puente. Otros buscan escaparse del calor y del bullicio de la urbanización y se beben una cerveza mientras la brisa con olor a mar les complace. Tampoco faltan los que llegan para pescar en la “boca” del río, los que recogen materias primas e incluso, los que, por añoranza, se dan un saltico hasta el popular rinconcito para mirar el mar y recordar lo cristalino que una vez se vio el río.
En cualquier caso, el lugar, con su estropeado Golfito, el desvencijado puente de hierro y la estrecha desembocadura del río es un punto emblemático de esta zona geográfica. Veamos algunos detalles de este singular pedacito de nuestra bella isla.
Fotos: Lilian Cid Escalona y Adolfo de la Paz Machín
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