Por: Arturo Chang
Hace más o menos un par de décadas, el dibujante creador de Batman, Bob Kane, me dijo que tenía dos millones de dólares: uno para quien le diera el primer ejemplar de la revista dedicada exclusivamente al hombre murciélago, y otro para el que localizara en Cuba una pared interior de un bar, donde en 1957 él había plasmado al personaje.