Texto: Con información de Opus Habana
Fotos: Andy Bermellón Campos
La Habana, una ciudad por excelencia para los poetas. Esos, que cargan con la buena «culpa» de descubrirnos el rostro oculto de las ciudades. Las habitamos, recorremos sus calles con la premura del día a día, pero no reparamos lo suficiente en esos enigmas sólo a ellos revelados.
Un poema puede someternos al aprendizaje inesperado. De golpe, los versos despiertan nuestra memoria, dan cuerpo a los rincones olvidados y vida a las imágenes dormidas que se renuevan en hermosa resurrección. Pero sobre todo, desde la lírica, nuestras emociones parecen explicarse de modo tan natural, al punto de sospechar que hemos sido expiados en el instante íntimo de culto a la ciudad.
Sin embargo, no solo los poetas son capaces de develarnos el ritual de la creación de cara a una urbe como esta, los fotógrafos también.